jueves, 22 de junio de 2017



La Clasificación y la Evaluación
En los entornos de Psicólogos Clínicos y de Psiquiatras en busca de un Diagnostico.

En mi artículo anterior traté sobre lo que esperamos de un profesional, en cualquier campo del saber; pero específicamente en la rama de la psicología o psiquiatría, me refería a que siempre esperamos de estos lo mejor en cuanto vamos en búsqueda de conocimientos o de ayuda profesional.
También me refería a las características de la estructura (conceptos) de su discurso en pleno divorcio del objeto (fenómeno) de estudio: “cuando un profesional recurre en su discurso a conceptos o marcos de referencias que chocan en el marco teórico abordado bien sea por desconocimientos de los límites flexibles de cada profesión o simplemente por inferir intencionalmente con propósitos sectarios se produce en el buen oyente una especie de duda sobre la verdadera capacidad del expositor o emisor.”
Lo expresado arriba significa que los profesionales de la salud mental deben estar claros en relación a su papel como especialista y que no caben ideas narcisista en querer demostrar superioridad ante otro profesional ni con las personas van a las consultas por diferentes motivos, pero que siempre van en busca de solución de su problema personal que le preocupa en ese momento el cual puede asegurarse ha sido instalado en un momento distinto al presente, pues ningún trastorno se instala al momento de acudir en busca de ayuda; es probable que vienen desde su niñez, pues la personalidad se forma desde allí, y estamos claros de que un método inapropiado no da solución a su necesidad.
Naturalmente, el primer paso empieza con la evaluación, desde que entra al consultorio, la cual debemos ver como la base de clasificación en busca de un diagnostico a raíz de las entrevistas realizadas a partir del primer día de visita.
Sarason (2006), establece que el diagnóstico es un paso importante en el proceso de identificación y clasificación de una condición clínica, un diagnóstico correcto es útil porque nos orienta al tipo de tratamiento que puede hacer maravilla en esa persona, pero uno equivocado lleva a una estigmatización del paciente y a una terapia inadecuada.
Todo sistema de diagnósticos en particular, es de gran valor porque representan intentos para organizar lo que una gran cantidad  profesionales de la salud mental saben acerca de los diferentes tipos de problemas con los que tratan. La clasificación de los problemas personales se basa en la evaluación de lo que dicen los pacientes y sus conductas, sostiene Sarason.
Hagamos mención de un caso al que hace referencia, SARASON en 2006, ocurrido en 1996., veamos la historia del error debido a malas prácticas por arrogancia profesional:
Yo conozco el estigma y la etiqueta psiquiátrica desde una perspectiva personal y profesional. A los 14 años me diagnosticaron erróneamente con esquizofrenia. Pase los siguientes dos años con este diagnóstico como etiqueta, que de hecho tomo vida por si sola, y me persiguió a través de muchos hospitales y psiquiatras e influyo en los planes de tratamiento.
“Antes de que me diagnosticaran correctamente con trastorno del estado de ánimo bipolar a los 16 años, permanecí cautivo del modelo médico. La etiqueta de esquizofrénico me estereotipo y prejuicio la forma en que los clínicos me consideraron. Durante esos dos años me trataron solo como paciente esquizofrénico y me relegaron un estatus poco prometedor y poco esperanzador. La etiqueta había madurado y tomado el control de mi identidad adolescente.(…)
“La etiqueta era mi sombra en todo momento, me deshumanizo y devaluó en forma radical. Este proceso me transformó de ser una persona a ser una enfermedad; de ser Robert Bjoklund a ser “un esquizofrénico” perdido en una baraja de planes de tratamiento miopes.(…)
“El diagnostico psiquiátrico tiene un efecto profundo en la forma en la que se evalúa y el tratamiento que se le da a una persona dentro del sistema de salud mental y en cualquier parte. Las etiquetas que los clínicos utilizan para separar a los individuos deben ser más que solo temas de conveniencia médica.(…).
Un ser humano es algo complejo no un ser biológico únicamente, por tanto la prisa por recomendar un medicamento es mala consejera, debido a su alta toxicidad puesto que un medicamento no es puntual ataca todo el organismo, lo que procede es la  profunda exploración del paciente y debe ser la preocupación de todo profesional. Un ser humano es algo que debe manejarse con criterios distintos y sin ambigüedades ni inconsistencias en torno a la parte clínica o la institución de salud.

Los métodos de diagnósticos no lograran una verdadera base de resolución de problemas más firme en la medida que la evaluación se vuelva más estandarizada y se olvide que los humanos no  debemos ser vistos desde las ciencias naturales solamente, sino que también cuenta la parte de lo  fenomenológico, y en eso estamos claro los psicólogos clínicos.