La Clasificación y la Evaluación
En los entornos de Psicólogos Clínicos y de Psiquiatras
en busca de un Diagnostico.
En mi artículo
anterior traté sobre lo que esperamos de un profesional, en cualquier campo del
saber; pero específicamente en la rama de la psicología o psiquiatría, me refería
a que siempre esperamos de estos lo mejor en cuanto vamos en búsqueda de
conocimientos o de ayuda profesional.
También me refería
a las características de la estructura (conceptos) de su discurso en pleno
divorcio del objeto (fenómeno) de estudio: “cuando un profesional recurre en su
discurso a conceptos o marcos de referencias que chocan en el marco teórico
abordado bien sea por desconocimientos de los límites flexibles de cada
profesión o simplemente por inferir intencionalmente con propósitos sectarios
se produce en el buen oyente una especie de duda sobre la verdadera capacidad
del expositor o emisor.”
Lo expresado
arriba significa que los profesionales de la salud mental deben estar claros en
relación a su papel como especialista y que no caben ideas narcisista en querer
demostrar superioridad ante otro profesional ni con las personas van a las
consultas por diferentes motivos, pero que siempre van en busca de solución de
su problema personal que le preocupa en ese momento el cual puede asegurarse ha
sido instalado en un momento distinto al presente, pues ningún trastorno se
instala al momento de acudir en busca de ayuda; es probable que vienen desde su
niñez, pues la personalidad se forma desde allí, y estamos claros de que un método
inapropiado no da solución a su necesidad.
Naturalmente,
el primer paso empieza con la evaluación, desde que entra al consultorio, la
cual debemos ver como la base de clasificación en busca de un diagnostico a raíz
de las entrevistas realizadas a partir del primer día de visita.
Sarason (2006),
establece que el diagnóstico es un paso importante en el proceso de identificación
y clasificación de una condición clínica, un diagnóstico correcto es útil
porque nos orienta al tipo de tratamiento que puede hacer maravilla en esa
persona, pero uno equivocado lleva a una estigmatización del paciente y a una
terapia inadecuada.
Todo sistema de
diagnósticos en particular, es de gran valor porque representan intentos para
organizar lo que una gran cantidad profesionales
de la salud mental saben acerca de los diferentes tipos de problemas con los
que tratan. La clasificación de los problemas personales se basa en la evaluación
de lo que dicen los pacientes y sus conductas, sostiene Sarason.
Hagamos mención
de un caso al que hace referencia, SARASON en 2006, ocurrido en 1996., veamos la historia del
error debido a malas prácticas por arrogancia profesional:
Yo conozco el
estigma y la etiqueta psiquiátrica desde una perspectiva personal y
profesional. A los 14 años me diagnosticaron erróneamente con esquizofrenia. Pase
los siguientes dos años con este diagnóstico como etiqueta, que de hecho tomo
vida por si sola, y me persiguió a través de muchos hospitales y psiquiatras e
influyo en los planes de tratamiento.
“Antes de que
me diagnosticaran correctamente con trastorno del estado de ánimo bipolar a los
16 años, permanecí cautivo del modelo médico. La etiqueta de esquizofrénico me
estereotipo y prejuicio la forma en que los clínicos me consideraron. Durante esos
dos años me trataron solo como paciente esquizofrénico y me relegaron un
estatus poco prometedor y poco esperanzador. La etiqueta había madurado y
tomado el control de mi identidad adolescente.(…)
“La etiqueta
era mi sombra en todo momento, me deshumanizo y devaluó en forma radical. Este proceso
me transformó de ser una persona a ser una enfermedad; de ser Robert Bjoklund a
ser “un esquizofrénico” perdido en una baraja de planes de tratamiento miopes.(…)
“El diagnostico
psiquiátrico tiene un efecto profundo en la forma en la que se evalúa y el
tratamiento que se le da a una persona dentro del sistema de salud mental y en
cualquier parte. Las etiquetas que los clínicos utilizan para separar a los
individuos deben ser más que solo temas de conveniencia médica.(…).
Un ser humano
es algo complejo no un ser biológico únicamente, por tanto la prisa por
recomendar un medicamento es mala consejera, debido a su alta toxicidad puesto
que un medicamento no es puntual ataca todo el organismo, lo que procede es la profunda exploración del paciente y debe ser
la preocupación de todo profesional. Un ser humano es algo que debe manejarse
con criterios distintos y sin ambigüedades ni inconsistencias en torno a la
parte clínica o la institución de salud.
Los métodos de diagnósticos
no lograran una verdadera base de resolución de problemas más firme en la
medida que la evaluación se vuelva más estandarizada y se olvide que los
humanos no debemos ser vistos desde las
ciencias naturales solamente, sino que también cuenta la parte de lo fenomenológico, y en eso estamos claro los psicólogos
clínicos.